Tía Mary: El Último Adiós

Alrededor de las 11 de la mañana del miércoles 29 de noviembre, con una calle repleta de estudiantes agitando globos blancos al viento bajo un cielo gris, dimos nuestro último adiós

a quien fuera uno de los pilares fundamentales en los inicios de nuestra Institución: nuestra entrañable Tía Mary.

Nuestra Directora, Vilma Marabolí, recordó de esta manera a su amiga:

“Tía Mary,

Hoy estamos tristes por tu partida, pero nuestros corazones, y en especial el mío, están llenos de agradecimientos; nos brindaste en vida todo tu cariño, compañía y tantas enseñanzas a muchos niños, como también a nuestros hijos.

Te conocí y colaboré en tu formación profesional hace más de 33 años atrás y desde entonces me acompañaste en la construcción del sueño de educar a los niños de nuestra comunidad. Fuiste leal, esforzada y comprometida en esta hermosa labor, te diste el tiempo de formar a tu familia, logrando traer al mundo a dos lindas niñas que te acompañaron y forman parte de esta familiar Institución, te entregaste por entero a esta labor, testigo son los muchos niñas y niños que gracias a tu vocación hoy son hombres y mujeres de bien.

Fuiste una luchadora incansable en todos los desafíos que te tocó enfrentar, siempre con una sonrisa y tu amor a la vida saliste adelante, incluso cuando llegó esta maligna enfermedad, le hiciste frente y la detuviste por mucho tiempo, aunque ahora el señor te ha llamado a su encuentro, esto nos entristece, pero debemos ser humildes y bajando la mirada aceptamos tu partida.

Vuela alto Tía Mary, que el señor te espera a descansar en su paz. nosotros agradecemos el haberte tenido y compartido los mejores momentos de tu vida, has dejado huellas imborrables en todos los que estuvieron a tu lado, por eso tu recuerdo se perpetuará en nuestros corazones.

Descansa en paz, Tía Mary”.

Nuestra Tía Alejandra, nos comparte: “A través de un emotivo saludo, esa mañana nuestra Familia Andes despidió con gran dolor, pero con mucho amor a una integrante fundamental. Querida tía Mary, deseamos con toda la fe que tu alma encuentre la paz y el reposo que mereces. Nosotros te extrañaremos, pero viviremos en la esperanza que nos da tu ejemplo de lucha incansable.  Juntas compartimos infinidades de cosas, me acogiste, me enseñaste a caminar en esta nueva familia que me recibió. Gracias por tu sonrisa, tu cariño; trabajar a tu lado fue lo mejor. Gracias por todo tu amor”.

Asimismo, Tía Luisa agrega:

“Querida Mary,

Sonó el timbre, y llegaron corriendo los niños. Era mi primer día de trabajo, mi pre-práctica profesional. Me presentaron a los niños y a la educadora, quien sería mi compañera, amiga y confidente por muchos años, mi querida Mary. Mi primer año en el Jardín Saint George no habría sido lo mismo sin ti.

Mi vida en el Colegio Andes no habría sido lo mismo sin ti, miles de consejos, varios enojos, miles de risas y unos cuantos llantos, llantos que el día de hoy, luego de 30 años de llegar por primera vez a este lugar, han vuelto, esta vez para despedirte. Nunca pensé que llegaría este momento, el momento en que nos dejarías con un profundo dolor en nuestros corazones, pero a la vez un sentimiento de gratitud enorme; no puedo más que agradecerle a Dios por ponerte en mi camino, por brindarme tu amistad y compañía. Espero con toda el alma que estés descansando, que estés en un lugar mejor, que me estés esperando con tu sonrisa y tus brazos abiertos. Querida amiga, quizá sea pronto o en muchos años más, pero me iré a reunir contigo, para tener esas conversaciones y risas de antaño… de esos años… con todo mi cariño hasta pronto”.

Luisa Cabrera

Tía Isabel también quiso compartir unas palabras:

“Para mí por más de 33 años fuiste una compañía en cada uno de mis días. La sonrisa que irradiaba tu rostro y la alegría con que compartíamos cada instante que disfrutamos en esta vida, son recuerdos que quedarán marcados en mi memoria.

Hoy, ya no estás aquí entre nosotros, pero tu alma y espíritu permanecerán por siempre, porque una persona como tú no se cruza dos veces en la vida, y mi consuelo es que disfruté de tu amistad en las buenas y en las no tan buenas, cada vez que nos necesitamos.

Ya estás en un mejor lugar, y allá, algún día, nos reencontraremos y volveremos a tener esas mismas conversaciones que hacían que los días fuesen más valiosos aún.

Hasta siempre, un beso al cielo.

Tu compañera y amiga”

Isabel Parra.

Tú jamás morirás en nuestros corazones, serás eterna en nuestra memoria por cada parte que nos diste de tu vida. Descansa en paz, Tía Mary.